Una acciòn temeraria.
Febrero de 1964, me hallaba en un olvidado pueblito llamado Ocoro, circunscripciòn de la provincia de Colcabamba, en Huancavelica. Por esos lares trabajaba mi padre en la carretera de penetraciòn a lo que màs tarde serìa la Hidroelèctrica del Mantaro. Eran mis primeras vacaciones escolares dignas de llamarse propiamente 'vacaciones'. Hasta antes de 1963 mis dias eran unas constantes vacaciones. Fue en el 63 que mi padre decidiò instalarnos en mi ciudad natal junto a mi madre: Ella para cuidar de nosotros, nosotros -cinco pàrvulos, todos machitos- para estudiar o hacer finta de estudiar. Mi primer a ño de escuela dejò en mì muchos recuerdos y ganas de seguir aprendiendo, creo. Ya sabìa leer y allà en Ocoro dì prueba de ello, lo he dicho en alguna parte en mi blog. Las vacaciones eran tales, pero no significaba echarse de barriga o de espaldas a tomar el sol y respirar el aire purìsimo de aquellos parajes. Es decir, tenìamos quehaceres. Uno de ellos era el de llevar el almuerzo...