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Visualizzazione dei post da gennaio, 2009

¿John Wayno?

Sucedió en el bus. Mi hija con su mamá sentadas frente a mí. El bus se pone en movimiento muy lentamente para salir del paradero inicial y, a la par, una señora con rasgos japoneses -ella en tierra- comienza a caminar, paralelo a nosotros, pronunciando palabras ininteligibles. Daba la impresión que hablaba conmigo. -¡Fíjense, fíjense!, esa señora quiere que me baje-digo. Mi hija y su mamá me miran sorprendidas. -Está hablando con la señora de adelante-dice mi hija señalando el asiento a sus espaldas. El bus continúa su marcha lenta, la señora con rasgos japoneses continúa caminando al lado del bus, y continúa hablando. -¡No, no!, quiere que me quede, ¡dice que se ha enamorado de mí!, ¿no escuchan?-digo muy serio. -¿Creo que has fumado, no?-es la voz de mi mujer. Noto que comienza a impacientarse. No le gusta que gaste mis bromas en lugares públicos. -¡Pero, miren pues!,¡me está hablando a mí!-respondo. Bien mirado, efectivamente, daba la impresión de dirigir a mí sus palabras. Por supu

El tren

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Enero, es invierno en Europa. Siento mucho frío. Son horas que estoy aquí, en la Estación de los trenes de Latina. Lo peor, no sé cómo llegué hasta este lugar, creí haberme embarcado en el tren que me llevaría de regreso a Anzio, a la casa donde vivo con mi mamá y mi hermanita..., pero... ¡debo llegar a Roma!, estoy seguro que allá están las dos, esperándome. ¿Cómo hago? ¿A quién pregunto para que me oriente? ¿Hablará alguien castellano en este lugar? Yo no he aprendido aún el italiano, son apenas dos meses que estoy en este país; además, tengo miedo de preguntar, mucho miedo, y no sé por qué. Y los trenes no pasan en ninguno de los sentidos, y yo debo tomar el que me regrese a Roma. -¡Qué frío que hace!, ya debe ser madrugada, si no me muevo me congelaré-son mis pensamientos. Por el costado de los rieles veo un sendero y decido dar una caminata. Camino. Las luces de la estación me alumbran hasta cierto tramo, luego me detengo para acostumbrar mi vista a la casi oscuridad, pero... ¡sie