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Grecia en mis sueños (continuaciòn de Mis sueños son solo...)

M às tarde, en el preludio de mi adolescencia , en uno de mis sue ñ os asist ì a mi proprio funera l. Sucediò en mi Huànuco natal . Fue un sue ñ o curioso: M i féretro, de color madera, era llevado en hombros por desconocidos, como en una procesiòn por en medio de la calzada y pasaba frente al cementerio de la ciudad... y no entraba en él! Una muchedumbre acompa ñ aba el corte j o funerario. Yo, mezclado entre la gente, desde el costado izquierdo, a poca distancia del ataùd, sin pesar ni sentimiento alguno, asistìa a mis exequias. Nadie derramaba làgrimas, solo gente seria, muy seria. C onviene decir que no le dì importancia al hecho. N o recuerdo siquiera haberlo contado a mi madre. A propòsito, ella tenì a su propio manual de sue ñ os y significados que no se alejaban de los que dictaba el imaginario colectivo: Por ejemplo, so ñ ar hilo significaba viaje; candela, maledicencias de la gente; agua turbia, enfermedad; agua limpia y clara, buena salud; subir, buena suerte; baja

Mis sueños han sido solo eso: sueños.

Digo siempre que los mejores años de mi vida los pasé en la selva de mi paìs. De allà tengo los mejores recuerdos, pero no olvido algunas situaciones particulares que excepcionalmente turbaron la tranquilidad del niño que era entonces. En la época de los hechos recuerdo que vivìamos en una casa hecha de solo maderas, similar a aquellas que se ven en los films de los buscadores de oro del lejano oeste, digo hoy. Una de esas situaciones particulares lo constituyeron mis sueños nocturnos. No debo haber tenido màs de 7 años. Tenìa temor a la noche, tenìa miedo de ir a la cama, a dormir. A determinada hora, por fuerza tenìa que hacerlo. Ciertas noches mi madre se percataba de mi temor y se acostaba a mi lado. Con la seguridad que me infundìa el tenerla vecina, me adormecìa dulcemente y dormìa. De repente me hallaba solo en medio de nuestra habitaciòn cerrada. Podìa notar que era de mañana por los rayos de sol que penetraban por las rendijas de la pared de tablas. Veìa penumbra en el

De patriotismo y patriotas.

Comprendì el significado de patriotismo en edad temprana (o quizàs no tan temprana) cuando entraba a la pubertad, mientras cursaba mis estudios primarios en mi ciudad natal. Les cuento: "Los estudiantes pasan y hacen Historia!..." , resonaba en los altavoces. Era la voz vibrante de un locutor durante 'la marcha escolar' de Fiestas Patrias en la Plaza de Armas de mi ciudad natal. Si no recuerdo mal, era el 28 de Julio de 1966. Marchàbamos al compàs del retumbante sonido del bombo y de los platillos. Yo marchaba firme, rìgido, controlando con el rabillo del ojo los pasos de los de la fila precedente y de aquellos a mi izquierda. Una gran emociòn al pasar frente al estrado de honor, allì estaban ubicados las autoridades de rango y el jurado. Boom!..., boom!..., era el bombo... y nuestros pasos retumbaban al compàs del grueso instrumento. El sol de mediodìa quemaba nuestras frentes, nubes de polvo se alzaban del pavimento a nuestro paso. Los estudiantes pasàbamos y hacìa

Vida eterna, sueño eterno, solo son sueños... (mis reflexiones sobre la muerte)

Vivimos en estrecho contacto con la muerte. No nos damos cuenta o no queremos darnos cuenta, lo cierto es que la 'Señora oscura con su guadaña' està siempre y en todo lugar junto a cada ser viviente. 'Vive' (?) a la expectativa, en espera o, quién sabe si al acecho, pero està allì, no se sabe si cronometrando el tiempo de cada quien . Imagino que por eso allà en mi pueblo dicen: "Le ha llegado su hora" o "La hora es la hora" cuando alguien fallece; o también "Antes de la hora no es la hora" cuando aquel alguien escapa al artero zarpazo de la huesuda. Cuando nacemos no tenemos conciencia de haber nacido, de estar vivos. Esta conciencia la adquirimos con el paso del tiempo, mientras crecemos. En esto nacer y morir semejan, pues cuando morimos tampoco tenemos conciencia de estar muertos. La diferencia es que, la conciencia de estar muertos ya no es posible adquirirla, pues nuestros sentidos han dejado de funcionar, estàn en reposo, duermen e

Una acciòn temeraria.

Febrero de 1964, me hallaba en un olvidado pueblito llamado Ocoro, circunscripciòn de la provincia de Colcabamba, en Huancavelica. Por esos lares trabajaba mi padre en la carretera de penetraciòn a lo que màs tarde serìa la Hidroelèctrica del Mantaro. Eran mis primeras vacaciones escolares dignas de llamarse propiamente 'vacaciones'. Hasta antes de 1963 mis dias eran unas constantes vacaciones. Fue en el 63 que mi padre decidiò instalarnos en mi ciudad natal junto a mi madre: Ella para cuidar de nosotros, nosotros -cinco pàrvulos, todos machitos- para estudiar o hacer finta de estudiar. Mi primer a ño de escuela dejò en mì muchos recuerdos y ganas de seguir aprendiendo, creo. Ya sabìa leer y allà en Ocoro dì prueba de ello, lo he dicho en alguna parte en mi blog. Las vacaciones eran tales, pero no significaba echarse de barriga o de espaldas a tomar el sol y respirar el aire purìsimo de aquellos parajes. Es decir, tenìamos quehaceres. Uno de ellos era el de llevar el almuerzo

Una Fe de mentiras! (mis reflexiones sobre la Fe)

Desde los tiempos bìblicos, la Fe de los hombres ha sido sometida a duras pruebas. En cada una de ellas el hombre ha solo dado muestra de tener muy poca Fe o de no tenerla en absoluto. Podemos citar muchos pasajes del antiguo y nuevo testamento si se quiere. Sin embargo, muchos hacemos gala de nuestra Fe y creencia religiosa, tanto que quisiéramos contagiar e impregnar de ellas a nuestra familia y amigos, y a cuantos màs. Todo parece real y fidedigno, pero si observamos con atenciòn los hechos de la vida diaria, encontramos solo mentira y embustes. Pregunto: Primero , podemos clasificar la Fe? Desde mi punto de vista muy personal, existen dos tipos de Fe: Externa  e Interna. La fe externa , la que profesamos a dioses, vìrgenes, santos, chamanes, curanderos, sol, tierra, mares, rios y animales, asì como a amuletos y objetos varios, externos a nosotros. La fe interna , para mì la Fe Verdadera y Unica. Viene a ser la fe en nosotros mismos, en nuestras fuerzas (mental y fìsica), en nue