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Visualizzazione dei post da gennaio, 2017

La Fe sin tregua de mi abuela.

Aquì encontraràn dicho lo que ya he escrito en alguna entrada pasada. Lo ya expresado con algunos agregados que mi memoria ha logrado recordar. Servirà para que mis lectores -uno o dos- logren tener una idea màs clara de la contumaz Fe de mi abuela. Una Fe Pura y Dura, inquebrantable, sin recreos, tenaz, obstinada, sin tregua.. No sè cuàn religioso era mi abuelo, no lo conocì. Sè que era mùsico, que tocaba para la Banda del Municipio de su natal Llata. Este dato me dice algo, pero prefiero dejar mis impresiones en el teclado. En cambio mi abuela, sin ninguna duda, era una mujer muy devota. Aparte de asistir a misa cada mañana, era infaltable en los rosarios cada tarde, y en las novenas y fiestas patronales de la iglesia del barrio. Su devociòn por el Divino era visible, casi palpable, clara evidencia de ello era el Santo Rosario que llevaba consigo y la Santa Biblia que conservaba en su velador. Aparte de devota, era tambièn muy humana y caritativa, preparaba dulces y comidas para

Los Pecados del Padre, del Hijo y de los Entenados.

Hablando de gustos y colores, yo encuentro que una pera es màs apetitosa que cualquier otra fruta. Es decir, si yo hubiese estado en el Adàn en el lugar de Edèn (perdonen, creo que es al revès), no le habrìa dado ese pecaminoso mordisco a la manzana y caìdo en la trampa, en el engaño urdido por el Divino Hacedor que, a este punto, se habrìa descubierto a sì mismo como el Verdadero Pecador. Y dudo que Eva hubiese querido cargar sola con todo el peso del Pecado Original.  No quiero ponerme en los zapatos del Todopoderoso para no ser igualante ni pecar de malcriado, pero ponièndome nomàs en mis propias zapatillas de humilde padre de familia, me permito hacer algunas reflexiones: No podemos ni debemos dejar cuchillos, sables o armas de fuego al alcance de los niños, pues pueden herirse o causar daños. Lo mismo, no podemos dejar una torta de chocolate, pasteles o caramelos cerca de donde estudian o juegan, pues apenas lo descubran lo engulliràn todo. A no ser que nuestra intenciòn haya sid