Post

Visualizzazione dei post da ottobre, 2012

Palabras, palabras, tan solo palabras.

Creo que todo lo que nos rodea, todo lo conocido (y lo 'por conocer'), nuestros pensamientos (aún los más recónditos e íntimos) y nuestros sentimientos (todos, en absoluto) se pueden traducir en palabras, pero, me pregunto: ¿Cuánto importante puede ser una palabra?. O, mejor dicho, ¿tienen importancia las palabras?. Las palabras, tanto escritas como habladas, constituyen un importante medio de comunicación. Con ellas puedo manifestar alegría, tristeza, miedo, pesar y todos mis estados de ánimo. Inclusive si no tengo un interlocutor, mis pensamientos los elaboro con palabras y esto me hace pensar en cuánto el ser humano ha tenido desde siempre necesidad de ellas. Pienso que esa necesidad fue lo que impulsó a los primitivos pobladores de nuestro planeta -nuestros ancestros- a 'darle sentido' a los sonidos que eran capaces de emitir sus cuerdas vocales, y a organizarlos, llegando a crear un complicado sistema fonético que luego, siglos más tarde daría lugar a lo que hoy p

¿Más vale solos?

"Más vale solo que mal acompañado", dice el dicho, pero... Desde hace algún tiempo hago uso consuetudinario de la Metropolitana de Roma, Linea A. Muchas veces viajo absorto en mis pensamientos y preocupaciones, aunque digo seguido y casi con convencimiento que 'no tengo preocupaciones', que 'no tiene sentido preocuparse'. Esto último es un discurso que tiene mucho sentido, pero lo dejamos para ocasión más propicia. Otras veces, como ayer por ejemplo, viajo atento a lo que ocurre en mi rededor, desde cuando inicio mi inmersión en las transitadas escalinatas y pasadizos que llevan hacia los circuitos subterráneos por donde circulan los trenes, pues la Metro (o Metropolitana) es un servicio de trenes bajo superficie. Cierto, en algunos tramos, circulan también en superficie, pero prevalecenn los tramos bajo tierra y por ello le llaman 'subway' en inglés. "I can alone, thank you", me parece escuchar. Mi vista 'escapa' en la dirección d

Un día como hoy.

Casi a escondidas, hace 59 añ os, vine a este mundo. Dice mi madre que escogí la madrugada 'para salir'. No sé si lloré, pues de ese detalle no se acuerda ella, yo menos, aunque pienso que sí, pues todos los bebés -o casi todos- lloran al nacer, dizque presagiando los duros golpes que le propinará la vida a partir de aquel momento. Pero, ¡ay de aquellos que no lloren!, les cae un palmazo en la nalguita, propinado por el doctor, doctora o partera que, pienso, no les deja otra alternativa que la de soltar los gritos acompañados de lágrimas. Creo que no fue mi caso y, aprovecho para manifestar mi desacuerdo con esa práctica chocante que, para mí, es el primer trauma que se crea en el nuevo ciudadano. No sé si alguien habrá escrito al respecto, pero si no lo han hecho, es tiempo que lo hagan. Es una práctica atroz. Sé que nací en casa y que mi abuela hizo de partera. Desconozco detalles de mi nacimiento, es posible que mi madre haya tenido problemas en 'los tiempos de expulsi