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Visualizzazione dei post da aprile, 2015

El destino en tus manos.

Quizàs el tìtulo mejor habrìa sido "De zapateros y zapatos", pero ya està decidido. Este post tiene mucho que ver con un par de mis zapatos. Pero, màs que con mis zapatos, con los zapateros que me lo repararon, 'renovaron' casi podrìa decir, luego que la lluvia invernal me los dejara descoloridos y con las suelas despegadas. Quienes han leìdo mis iniciales entregas en este blog, habràn podido notar que el suscrito era un acèrrimo creyente en el Destino y en Dios. Hasta hoy creo que ambas cosas van de la mano, creer en Dios presupone la creencia en el Destino y viceversa. Pero mi caso es curioso, lo digo porque, al contrario de muchos a quienes conocer Roma, la Capital del Catolicismo Mundial, ayuda a fortalecer su Fe y su Creencia en el Divino, en mì ha surtido el efecto contrario: Conocer Roma ha apagado mi Fe y ha desarraigado casi por completo mi Creencia en Dios y los Santos en el modo que la Santa Romana Iglesia lo establece y enseña. Es innegable que la Instit

Suelo y Cielo.

Quedado, en mi tierra natal es un adjetivo que se usa para designar a uno tonto. Quedadazo, significa un poco màs que eso, un 'retrasado mental'. Yo no llegaba a tanto, creo, pero no puedo negar que Mamà Natura no me habìa (ha) dotado de un Gran Cerebro. Siendo asì, en las pocas oportunidades que mi madre me pillaba para hacerme 'hacer algo', yo no tenìa mayores inconvenientes en 'demostrar mi tontera, mi quedadez'. "Negro, tràeme un poco de agua...", gritaba mi madre desde la cocina. Ciertamente, ya me habìa puesto la punterìa, sabìa que 'el negro' estaba merodeando por ahì, muy cerca. Con cierto desgano, me dirigìa al cilindro, cogìa el balde, lo llenaba a mitad (recuèrdese que mi madre querìa solo "un poco de agua") y me dirigìa a la cocina. Ya allì, mientras mi madre, atareada en controlar el fuego y las ollas no me veìa, yo permanecìa de pie con el balde conteniendo aquel 'poco de agua'. Mi madre volteaba, me veìa, me que

La parábola de los talentos de oro.

Hoy, a propòsito del relato de una amiga muy ìntima sobre una anècdota ocurrida en una farmacia, me vino a la mente la Paràbola de Jesùs, referida a los 10 talentos de oro. El error debe ser mìo, pues recuerdo que eran 10 talentos repartidos en 5,3 y 2, pero he visto en otros relatos que son solamente 8, repartidos en 5, 2 y 1. Las ùltimas cifras entregadas siempre a los menos aptos, no se sabe por què escondida razòn. El relato seguramente lo conocen todos o casi. Lo curioso es que el patròn (aquel de la paràbola), debiendo partir para un largo viaje, entrega 'talentos de oro' a sus sùbditos de mayor confianza. Cinco a aquel de cuya fidelidad no tiene dudas, dos al que se halla en un rango intermedio y, por ùltimo, uno al individuo que se encuentra en el peldaño màs bajo en cuanto a fidelidad. Y ya esto ùltimo, desde mi punto de vista, es una decisiòn sumamente arbitraria. Con todo, lo que se sabe es que, al retorno del patròn, aquel de los cinco, habìa duplicado los talentos.