Carta para mi hijo que pronto será papá.

Publico esta misiva a pedido expreso de mi hijo Pavel, padre de un saludable niñito desde hace ocho meses.

Roma, Enero del 2009
Señor
Pavel Jara
Lima - Perú
Asunto: El nacimiento de tu Primogénito.
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Amado hijo.
Casi siempre estamos en contacto telefónico o a través de internet, si no es conmigo te comunicas con tu mamá o con tu hermana, lo sabes. El hecho es que, tantas veces, las palabras se las lleva el viento o se pierden a la salida del auricular, y frecuentemente olvidamos o hacemos de menos lo acordado en el chat y en el msn. Es por ello que me atrevo a escribirte esta misiva; un medio más formal ya casi en desuso, pero que tengo la casi certeza que guardarás contigo para releerlo más adelante, quizás cuando ya me habré marchado, para recordar las palabras y los sentimientos de quien fue tu papá; y más que tu papá, tu pata, tu amigo del alma.
A propósito, padre (o papá) es una palabra muy hermosa; pienso que la segunda más hermosa después de 'mamá'. Al mismo tiempo, la palabra papá está impregnada de muchísima responsabilidad para con aquellos, inicialmente seres desvalidos que después de algunos meses de darle duro al sueño, al biberón y a la teta de mamá, comienzan a decir sus primeras palabras: 'ma', o quizás: 'pa' que te sobrecogen, te emocionan muchas veces hasta las lágrimas, y te hacen feliz. Es una experiencia bellísima el ser padre y es también un reto que requiere mucho trabajo y sacrificios. Deberás darle no solamente sustento material: casa, comida, ropa y todo lo que sea menester para que crezca saludable; sino también sustento moral y ético; y tu tiempo, mucho de tu tiempo. Deberás enseñarle no solo a hacerse respetar, sino también a respetar. Respeto es una palabra mayor que nuestros hijos deben aprender desde muy pequeñitos. De ello dependerá que vivan en paz la familia, el barrio, nuestra ciudad, distrito, provincia, departamento, país, continente y planeta entero. Las guerras se producen porque no hay respeto por las leyes internacionales ni por los tratados. Es nuestro deber de padres educar a nuestros hijos en el conocimiento del respeto de los pactos. Arreglos son arreglos, buenos o malos; debemos entender que es mejor un mal arreglo que vivir litigando eternamente. Los litigios entre naciones son onerosos en términos económicos y de vidas humanas, sirven solo para enriquecer a las grandes potencias fabricantes de armamentos (y fabricantes de guerras), y para mantener en la pobreza a los hombres que conforman la nación de aquellos paises litigantes.
Deberás enseñar a aquel niño que está por nacer, a hacerse responsable de sus actos, y no de los tuyos; ni siquiera de los de su madre ni hermanos. En el desconocimiento de una cosa simple como esa radica el odio que muchos de nuestros connacionales sienten aún por los chilenos, ecuatorianos, bolivianos y españoles. Las guerras habidas con estas naciones han sido 'actos' de 'jefes de estado' de generaciones ya casi olvidadas. ¿Por qué mucha gente de nuestra generación, sobre todo jóvenes, no olvidan aquellas guerras y se empecinan en mantenerse en 'pie de guerra' -a estas alturas- 'bombardeando' con insultos gratuitos o agrediendo a cuanto ciudadano de aquellos paises se les cruce en el camino? Es algo que no puedo concebir.
Ojalá naciéramos con un 'manual para ser buenos padres' bajo el brazo, pero eso es imposible. La familia y la escuela pueden ayudar mucho, de la sociedad en su conjunto hay que esperar poco o nada: la gente se levanta cada día dispuesta a librar una dura batalla por la sobrevivencia, no importa si en el 'fragor de esa batalla diaria' alguien puede quedar herido, maltrecho, magullado o muerto. Después de todo las batallas son así. Es cierto que hay excepciones, como en todo, pero por norma la gente en las calles está más empeñada en cumplir con su agenda, con su quehacer, con su cometido diario; y no encuentran tiempo para sonreir a un niño, que una sonrisa ya ayudaría mucho en la percepción de aquel 'nuevo ciudadano' respecto del mundo que lo rodea.
Pero, querido hijo, creo que estoy siendo demasiado pesimista. Ser padre, como todo en la vida, es un 'oficio' que se aprende en el camino. Creo que no fuí un buen papá para tu hermano mayor QEPD; luego contigo creo que mejoré algo. Finalmente, cuando nació tu hermana me gradué de papá, o eso es lo que torpemente pienso. Aún en esto último creo que exagero, no soy quien para echarme flores. En todo caso, son ustedes mis hijos los que pueden juzgar mi labor de papá, pero... no sé si deben.
Los tiempos han cambiado definitivamente; mi padre casi no tuvo tiempo para nosotros sus hijos, y no sé si sería consciente del hecho que nosotros necesitábamos de sus momentos. Que conste que no lo estoy juzgando, tu abuelo no tuvo la culpa de nacer en una época de tantas turbulencias económicas y sociales que, menos mal, creo que ya quedaron atrás.
En cambio, en lo que respecta a tu primogénito, estás tú, está su mamá, estamos la familia entera (de ambos bandos) para apoyarte en la educación de Aquel Nuevo Ciudadano que nacerá dentro de poco. De antemano, es BIENVENIDO al seno de nuestra familia, nos hemos regocijado todos con la noticia de su 'aparición' en nuestras vidas, y seremos muy felices cuando nazca.

Commenti

Dying ha detto…
Qué hermosa carta PatAmarilla, me ha encantado y de seguro a tu hijo debe haberle sacado alguna lagrimita, a mí me la hubiera sacado.
El mensaje que entregas es de hacer un mundo mejor para todos, y estoy totalmente de acuerdo con todo lo expresado, sobretodo la parte de lo que ha ocasionado guerras y conflictos y lo nulo que se ha ganado o se gana con mantenerse en pie de guerra.
Un abrazo afectuoso desde el sur de Chile.
PatAmarilla ha detto…
Dying, gracias por la gentileza de comentar en mi humilde blog.
Igualmente, un abrazo para ti y para los que te leen.

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