El karma

"Soy católico por convenienza", suelo decir. Y como yo seguramente hay muchos: Mediocres, torpes, acomplejados,inseguros, ociosos físicos y mentales que, por no hurgar en la convenienza o no de otras religiones, optan por el catolicismo, la religión más permisiva del planeta, a mi parecer.
Lo que tiene de bueno la religión católica es que 'te da toda la libertad' del mundo. Puedes estar dentro de ella sin necesidad de seguir sus preceptos y reglas. O puedes estar dentro de ella y coquetear abiertamente con otras religiones, llámense testigos de Jehová, adoradores de Alá, seguidores de Krishna, etc.
Precisamente esa libertad es la que me llevó a interesarme por las religiones orientales y a leer 'alguito' sobre el karma.
Tenía entendido, o mejor dicho, había logrado entender que el karma viene a ser similar a la Ley de causa y efecto de la Física. Es decir, 'a toda acción corresponde una reacción de igual magnitud y de sentido contrario', creo que rezaba así.
Pero, lo que en la Física tiene efectos inmediatos, en el alma inmortal no necesariamente. Es así que mis penas y desgracias actuales pueden ser efecto de mis acciones en mis vidas pasadas, lo dicen los budistas.
Ellos, los budistas, al igual que los cristianos, sostienen que el alma es inmortal. La diferencia radica en el hecho que, dentro del budismo, cada etapa o cada existencia es un peldaño hacia la pureza (Nirvana), etapa última en que se adquiere la iluminación o sabiduría extrema que te convierten en 'casi dios'.
Esto último me hace pensar en algún pasaje de la Biblia: "El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios". Es decir, está hecho para ser eterno y 'casi todopoderoso'. Creo que alcanzar la esencia de Dios sería pedir demasiado.
Pero el karma me invita a pensar en algo más. Conversando con mi compañera (ella asiste a una escuela de budismo), el otro día tocamos este tema. Ella me alcanza el siguiente cuadro: Un tipo que se ensaña con un animalito (un perrito) indefenso, por el simple hecho de haber ensuciado las escalinatas del condominio..., casi nada.
-¡Pobre perrito!-digo casi maquinalmente.
-¡No, más bien pobre hombre!-me replica de inmediato.
Luego me explica que 'el perrito', con la golpiza, está aligerando su karma. Bien por él.
En cambio aquel hombre que lo maltrata, lamentablemente, está sobrecargando su karma; en vez de avanzar en el camino hacia la iluminación, está retrocediendo. Es más, aquel 'maltratador' deberá "pagar" por su acción, si no en esta vida, en otra sucesiva...
En palabras pobres, debemos condolernos por aquel pobre desgraciado que maltrata al 'dichoso' animalito. A primera vista parece tan contradictorio, pero si se repiensa la cosa adquiere sentido, como en muchas metáforas donde alguien que pretende hacer del mal, termina haciéndole un bien a su 'víctima'.

Commenti

Post popolari in questo blog

Carta para mi hijo que pronto será papá.

La curva del diablo

¿Perder soga y cabra?