¿No nos basta creer en Dios?

Mi propia experiencia me lleva a pensar en el significado del tìtulo de este post. Es que, por los siglos de los siglos, el hombre desde su apariciòn sobre la faz de la tierra se ha inventado dioses. En los albores de la humanidad el hombre ha divinizado las montañas, el fuego, el trueno, los rayos, la lluvia, el arco iris, el planeta mismo (la Mama Pacha para los Incas de mi Perù). Aparte de los fenòmenos atmosfèricos, el hombre ha creìdo en los objetos celestes: el sol, la luna, Marte, Saturno y las estrellas màs luminosas, habiendo llegado a 'inventar' el Zodìaco en el que muchos creen a pie juntillas. El Dios que conocemos vendrìa luego, siempre debido a la sed de Creer en Algo o Alguien Superior, Supremo, exterrno a nuestro Ser.
Pero la insolencia de los creyentes no tiene fin. Prueba de ello son las diversas religiones y yo me atrevo a sostener que cada ser humano tiene su particular creencia, su religiòn personal, hecho a su medida. Casi podrìa decir que en tema de creencia, los humanos somos asì de diversos como nuestras huellas dactilares que nos diferencian unos de otros, que nos dan ese sello particular a cada uno.
De hecho, no nos basta creer en Dios. Por ello dudamos de su Omnipotencia, de su Omnipresencia. Prueba de nuestra duda, de nuestra desconfianza en el Poder Divino es nuestra creencia en los Santos. Hemos fabricado, con la ayuda de la Iglesia, santos por doquier. Es que no podemos dirigir nuestras plegarias al Todopoderoso directamente, tenemos que hacerlo a travès de un Santo Intermediario. Es decir, aquì sì, hemos confundido la Organizaciòn Celestial con nuestras organizaciones pùblicas y privadas donde 'nadie se bautiza' si no tiene padrino, donde no se puede hacer de menos una coima, un tarjetazo, una recomendaciòn, aparte de nuestros rezos y oraciones, naturalmente. "Ay, diosito, haz que esta coima funcione...!"
La cosa no termina ahì. Aparte de Dios y Santos, nos fabricamos 'pequeños dioses', y por eso digo que cada quien tiene su particular credo. Existen 'portafortunas', pequeños artefactos o manufacturas en los que creemos ciegamente, portadores de Felicidad (y Fortuna, naturalmente), la herradura sobre el travesaño de nuestras puertas o determinadas yerbas como la ruda para espantar a los malos espìritus y atraer la Fortuna, el trebol de cuatro hojas para lo mismo, las estampitas del santo preferido, etc. ¿Es acaso esto, otra prueba de la Falsedad de Dios y de las Religiones? En todo caso, es una prueba màs de nuestras dudas y deconfianza en su Potencia y Omniscencia, en caso Exista. Y más, es prueba definitiva que no nos basta El.
Otras deidades menores que nos hemos inventado para uso y consumo diario son: El levantarse con el pie derecho, usar prendas amarillas la noche de Año Nuevo (en Italia es rojo), comer 12 uvas, dar la vuelta a la manzana a la hora cero con una maleta en mano como augurio de viajes en el año que comienza. Y no solo eso. Si te comezona el ojo izquierdo te esperan horas amargas de tristeza y llanto. En cambio, si te comezona el ojo derecho, signo de alegrìa. Algo que me hace reir con ganas es el hecho que, en Roma, la Capital Mundial del catolicismo, existe la creencia que si te caga en la cabeza una 'ròndine' (pajarillo gregario sìmil al gorriòn que puebla los aires de la Ciudad Eterna, haciendo piruetas en el cielo en las soleadas tardes romanas), es señal de buena fortuna. O el muy conocido gato negro que atraviesa tu camino... y tantas otras supersticiones y abusiones que unidos a nuestras creencias en chamanes, brujos y curanderos de mano santa son muestra palpable que aquel Dios bìblico no Existe. Y si existe, no es suficiente, no basta para nuestra sed de creer en algo Superior a nosotros mismos...
Y esto es que no he dicho nada sobre budù, hechiceros y magia negra, blanca, etc., etc.



Commenti

Stefany J. ha detto…
Reflexión muy interesante.

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