De patriotismo y patriotas.

Comprendì el significado de patriotismo en edad temprana (o quizàs no tan temprana) cuando entraba a la pubertad, mientras cursaba mis estudios primarios en mi ciudad natal. Les cuento:
"Los estudiantes pasan y hacen Historia!...", resonaba en los altavoces. Era la voz vibrante de un locutor durante 'la marcha escolar' de Fiestas Patrias en la Plaza de Armas de mi ciudad natal. Si no recuerdo mal, era el 28 de Julio de 1966. Marchàbamos al compàs del retumbante sonido del bombo y de los platillos. Yo marchaba firme, rìgido, controlando con el rabillo del ojo los pasos de los de la fila precedente y de aquellos a mi izquierda. Una gran emociòn al pasar frente al estrado de honor, allì estaban ubicados las autoridades de rango y el jurado. Boom!..., boom!..., era el bombo... y nuestros pasos retumbaban al compàs del grueso instrumento. El sol de mediodìa quemaba nuestras frentes, nubes de polvo se alzaban del pavimento a nuestro paso. Los estudiantes pasàbamos y hacìamos, cada quien, nuestra propia historia.
Mis paisanos solìan llamar "marcha" al desfile, no sé si hasta la actualidad. Aquel mes de Julio era también la primera vez que yo participaba en un desfile escolar. Creo que hasta entonces no tenìa idea del significado de patriotismo. Aquel desfile me harìa descubrir eso y algo màs: profundos sentimientos y emociones que, desde la sima insondable de mi ser, fluìan, se alzaban y escapaban por cada uno de mis poros, se unìan a la atmòsfera circunstante y evaporaban. Eran los sìntomas de mi patriotismo. Un patriotismo real, firme, auténtico, casi palpable, visible y concreto. Aquel año ganamos el gallardete, un motivo de orgullo y satisfacciòn para quienes participamos, y de honor y gloria para nuestra Escuela, la 4068.
No olvido que fue ardua la preparaciòn. Nuestro Instructor hizo honor a su nombre, nos instruyò efectivamente. Nos sometiò a duras pruebas y penosos ensayos, pero valiò la pena.
Desde entonces, asistir a este tipo de eventos despierta en mis fueros fuertes emociones, mezcla de agitaciòn y turbamiento, casi de exaltaciòn que provocan en mì, casi siempre, perplejidad y embarazo.
Recordar estos hechos me hacen estar cierto que, de haber sido un soldado, habrìa sido un patriota de verdad y habrìa batallado con pundonor y coraje en defensa de los Derechos Sacros de la Patria que me viò nacer. Y, sin pecar de presuntuoso o arrogante, de haber donado la vida en algùn campo de batalla, hoy como hoy, mi nombre figurarìa entre los de pròceres, precursores y paladines de mi Paìs.
Posteriormente, haciendo la secundaria, Historia del Perù se convirtiò en uno de mis cursos favoritos, y allì pude notar que el patriotismo de mis compaisanos se fue perdiendo en el tiempo. Durante el incanato los collas, los chancas, chinchas, huancas, yarowilcas y chachapoyas fueron pueblos aguerridos, con gran apego a la tierra y al àrea geogràfica de pertenencia. No aceptaron el sometimiento al Imperio Inca o lo hicieron luego de dura lucha y de tratados. Es decir, eran verdaderos patriotas. Aquel amor al suelo patrio de los antiguos peruanos irìa mermando con la llegada de los españoles. Las razones eran varias: el imperio estaba dividido entre Huascar y Atahualpa, cada uno tenìa adeptos y seguidores como ocurre en la polìtica actual a nivel global. La falta de cohesiòn lo provocaban también pueblos como los chancas y los arriba citados, reacios a aceptar el dominio inca. Posteriormente estos pueblos emprenderìan la defensa de sus espacios por cuenta propia, enfrentando directamente a los españoles, sin resultados alentadores. Factor importante fueron las armas, los caballos y perros de los invasores. Y aùn la barba de los españoles jugò un papel en el imaginario del pueblo inca, confundiéndolos con dioses.
Qué màs puede decirse? El séquito de Pizarro y Almagro y los que vinieron después, eran gentuza. Violentos, desalmados, sanguinarios, feroces, desprovistos de cualquier atisbo de humanidad, salvajes. Del mismìsimo Colòn se dicen atrocidades y se sabe que entre la tripulaciòn de las 3 carabelas habìan criminales y gente de toda laya, cada quien dispuesto a vender hasta el alma con tal de hacerse ricos. Y aquì calza perfectamente Francisco de Carvajal (o Carbajal), español, màs tarde conocido en Perù como el "Demonio de los Andes". Alto, fornido y a la par sagaz, sarcàstico y violento, participò en batallas bajo el reinado de carlos V en el Reino de Castilla y en Italia donde participò en el saqueo de Roma en 1527 y allì, con astucia, hizo fortuna. Luego viajarìa a Mexico y pasarìa a Perù donde luchò al lado de Pizarro contra los almagristas y contra la rebeliòn de los incas, terminando sus dìas ajusticiado, luego de la Batalla de Jaquijahuana, a 80 y tantos años. Fue allì, en Jaquijahuana, que en medio del desbande de sus soldados ante la arremetida de las fuerzas de De la Gasca, con gran desenfado, dejarìa plasmado para la historia una de sus frases célebres:"A estos mis cabellicos, maire, uno a uno se los lleva el aire". Ya el patriotismo de Carvajal es de poner en tela de juicio, imaginemos el de sus soldados, hombres, muchos de ellos obligados a empuñar los arcabuces por la fuerza del miedo y terror a las represalias del cabecilla Carvajal. Para quien disponga de tiempo e interés por conocer las correrìas del Demonio de los Andes, en internet hay material suficiente para llenar pàginas enteras. Inca Garcilaso de la Vega, en sus Comentarios Reales da suficientes razones para llamar demonio a Carvajal, y no precisamente por sus estrategias de guerra.
Fue asì que, tantos de sus soldados, viendo la superioridad numérica de las fuerzas de De la gasca, optaron por escapar o pasar a engrosar las filas de los oponentes.
Pero la historia del Perù encierra también en sus pàginas hechos gloriosos y gestas patriòticas. Mi abuela solìa contar algo que no he leìdo en ninguna parte, relacionado con, esta vez, alguien que era el estricto contrario de aquel demonio que fue Carvajal. Se trata de Andrés Avelino Càceres, mejor conocido como "El brujo de los Andes", ayacuchano de cepa pura. Para efectos de este post solo relataré lo concerniente a los relatos de mi abuela. Quien necesite profundizar conocimientos sobre vida y biografìa de este personaje, en internet y en las bibliotecas hay material suficiente.
Se sabe que Andrés Avelino dominaba el quechua. Cuando la guerra con Chile se constituyò en el abanderado de la resistencia. Conocer el quechua le sirviò para ganar adeptos a la causa entre los campesinos de la sierra central, en su mayorìa solo quechuahablantes. Convencerlos a servir a la Patria en castellano habrìa sido inùtil, por eso él les hablaba en su lengua e hizo que le respetaran y llamaran "Taita Caciris". Lo de Brujo se lo chantaron los chilenos, pues burlaba cada una de las estrategias urdidas para darle caza y vencerlo.
La disciplina es fundamental en el ejército y en las tropas, aùn para las actividades màs obvias como girar a la derecha o izquierda en las formaciones. A la orden "a la derecha...derecha!", muchos soldados giraban del lado contrario y viceversa. Hombre ingenioso, hizo que le cosieran un retacito de pellejo blanco de carnero en el hombro derecho y pellejo negro en el izquierdo. Asi, cuando daba la orden "Yurac garachamanta..." los soldados volteaban a la derecha. "Yana garachamanta..." y los soldados volteaban a la izquierda.
Valga decir que Don Andrés Avelino fue el ùnico hèroe de la Guerra del pacìfico que quedò vivo y fue elegido dos veces Presidente Constitucional del Perù.

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