Mi Aniversario de Bodas...

Nos casamos un Día como solo Aquel -no como hoy-, 3 de Julio de 1975 (parece una eternidad y me alegro por ello) ante un Tremendo Juez de la Tremenda Municipalidad del Cercado de Lima. Es decir, allí, frente a la Plaza de Armas de la Capital peruana, estábamos dando el ¡Sí, acepto!, Olga primero y yo en seguida.
Nos estábamos casando civilmente, pues estar unidos ante La Ley era lo más importante; eso lo habíamos convenido con anterioridad a los hechos que se estaban llevando a cabo Aquel Día. Por iglesia no pudimos casarnos "por falta de medios" (agrego que, aunque jamás fui partidario de las ceremonias religiosas de matrimonio, no sé por qué, de haber contado con 'don dinero, poderoso caballero', con gusto habría complacido a mi Cariño, casándome con ella también por iglesia) y no hago más comentarios, con decir que (yo) no tenía dinero ni siquiera para el terno, pero... estábamos decididos a casarnos y... ¡ nos casamos, pues!. Lo que recuerdo es que ninguno de los presentes (invitados) ni los 'testigos' recolectados a última hora, querían creer que me casaba por mi propia voluntad. Y todo por mi bendita apariencia de 'casi niño', pues mi carita de mosca muerta les daba la impresión de que 'me estaban obligando' a casarme. Llegué a enterarme de todos estos pormenores por los comentarios que llegarían a mis oídos días más tarde. "Mira, lo están casando a la mala..., pobrecito", habría sido el comentario de alguien que se coló a la ceremonia, seguramente sin quererlo, pero...
Al margen de lo que podían haber pensado los invitados, testigos y 'colados', la verdad es que yo tenía ya la edad cronológica para una decisión de tamaña envergadura. Lo que no tenía era 'edad mental' (madurez) para hacerme cargo de mis responsabilidades de casado.
La historia a partir de allí es muy larga, matizada con muchos momentos de solaz y penas. No sé si la Felicidad estuvo presente en algún momento -creo que sí-, pero lo que conviene anotar es que, aunque tarde, he madurado alguito en todo el trayecto, gracias al esfuerzo y paciencia de esta Gran Mujer con quien, se lo dije en alguna ocasión en vivo y en directo, "si vuelvo a nacer me casaría de nuevo contigo". Lo que no sé es si ella querría repetir la experiencia: nuestras riñas, nuestras peleas, mis pataleos, los pataleos de nuestros hijos, nuestras pequeñas fiestitas en casa, nuestras 'escapadas' en Huaraz a bailar en las peñas, nuestras despedidas y nuestros reencuentros, y tantas y tantas otras experiencias, algunas para reir, otras para llorar; este post no alcanzaría para enumerar nuestras experiencias juntos, casados.
Un beso grande desde aquí para Olga, con infinito amor.
¡Feliz Aniversario, Cariño!
Commenti