Una flor blanca.

Este segundo domingo de mayo me trae tantos recuerdos de infancia. Recuerdo que en  la escuela, desde mitad de abril, los profesores organizaban la celebraciòn, pues El Dia de la Madre no era un dìa cualquiera, se tenìa que celebrar como se debe, al menos en aquellos tiempos era asì. Un poco de teatro, poesìas y mùsica hacìan el deleite de las mamàs asistentes. Ellas aplaudìan cada intervenciòn, pero màs si era el hijo predilecto el que actuaba, declamaba o cantaba, o participaba en algùn modo en la 'actuaciòn'. Se denominaba asì a cada evento. "Habrà una actuaciòn por el Dìa de..." se solìa decir. Hoy por hoy el dìa de las mamàs no pasa de ser un dìa màs del calendario econòmico, de la publicidad y del marketing, lo mismo que navidad, año nuevo y la misma semana santa y pascua.
Recuerdo mucho las flores rojas o blancas que los niños llevàbamos en el pecho, arriba, a la altura del corazòn para esta fecha singularmente. Desconozco si es (o era) solo una usanza de mis coterràneos, pues no recuerrdo haber visto algo similar en ninguno de los lugares que visité en mis constantes desplazamientos por costa, sierra y selva de mi Perù. La flor roja significaba tener aùn a nuestra mamà viva, en nuestra companìa. La flor blanca, en cambio, lo llevaban los huérfanos de madre. Ver compañeritos o niños en general llevar una flor blanca en el pecho era causa de pesar para mì, no podìa imaginar còmo se podrìa vivir sin la compañìa, el amor y las atenciones de mamà. Eran sentimientos pasajeros, duraban el tiempo de un encuentro casual, de un cruzarme con chicos de mi edad al caminar o verlos pasar por la vereda frente a casa, pero no iban màs allà de aquel segundo domingo de mayo. Al dìa siguiente todo estaba olvidado.
Lo que también recuerdo, aùn hoy con algo de dolor,  es que mi madre asistiò muy pocas veces a las actuaciones. La responsabilidad de alimentar, vestir y dar instrucciòn a los frutos de sus entrañas se lo impedìan. Normalmente pasaba su Dìa lavando ropas ajenas y cocinando para sus vàstagos.
Mi madre ya no està, se fue hace dos semanas. Quizàs, siguiendo la usanza de mi tierra, hoy deberìa yo llevar en el pecho una flor blanca.
Nota: Aprovecho para saludar efusivamente por el Dìa de la Madre a todas las mamàs de mi entera familia, empezando por mi esposa Olga. La lista es larguìsima, no menciono nombres por no omitir alguna. Las tengo a todas en mi memoria. Un abrazo,

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