Qué cosa puede haber sido?


Dedicado a mi hermano Marco Antonio, qepd.
Naciò en Tingo Marìa, era el quinto varòn que Madre Natura regalaba a Faustina y Julio, mis padres. Solìa llamarse a sì mismo “El Purito”. Decìa ser aquel que màs se parecìa a nuestro padre, cosa que a los otros nos hacìa sonreir, un poco dàndole razòn. Hoy, evocando momentos vividos desde cuando él apareciò en la vida familiar, miro atràs en el tiempo y veo a mi madre en Pumahuasi, Tingo Marìa y rededores, caminando con dificultad, casi arrastrando los pies inflamados, extenuada por el peso de su vientre y las dolencias de un embarazo complicado, quizàs por el hecho de llevar, una mujer oriunda de las tierras frìas de la sierra, una maternidad en las calurosas y hùmedas vertientes de Los Andes orientales. Quién sabe si ya allà se estarìan gestando dentro de su, entonces pequeña humanidad, los gèrmenes de la enfermedad que, años màs tarde se llevarìan a mi hermano a la tumba, en la flor de su existencia.
Vino al mundo un hermoso niño, en el hospital de Tingo Marìa, en un mediodìa caluroso. Mi padre quiso llamarlo Gonzalo, inclusive en casa ya lo llamàbamos con el diminutivo ‘chalo’, pero sucediò que, estando en Huànuco, habiendo cumplido 1 añito de edad, en cierto momento le sobrevino una infecciòn intestinal grave que lo llevò casi a la puerta del cementerio... y no estaba aùn bautizado!
Este niño va a estirar la pata en cualquier momento...”, dijo mi tìa, hermana de mi padre. Fue ella que, presagiando un hecho luctuoso inminente, hizo que lo bautizaran en la Iglesia San Pedro de la ciudad. El reloj no daba tregua, apremiaba. No se podìa perder tiempo, hasta los minutos eran cruciales. Un pasajero, a ruego, hizo de padrino…, cuando el sacerdote preguntò por el nombre de la criatura, mi tìa, contraviniendo al deseo de mi padre, respondiò: Marco Antonio!
Después de aquello, en modo extraño y contra todo pronòstico, el bebé recuperò la salud. Hubo quien atribuyò el hecho al milagro del sacramento. Mi tìa dijo: “Era por el nombre que el chiquitìn se querìa morir…, Gonzalo.”
Y aquella circunstancia quedarìa impregnada en nuestras memorias como la màs dolorosa, pero también como prueba inconfutable de la vitalidad y fuerza de aquel retacito de hombre que era entonces mi hermano. Considero también que aquello fortaleciò su sistema inmunitario, porque adquiriò una salud de hierro. O...serà quizàs que en aquel trance logrò adherirse a su ser la simiente del mal? Me devano los sesos pensando y no encuentro paz.
Desde entonces, un largo trayecto de la vida hemos transitado juntos, compartiendo lo poco que nuestros padres podìan ofrecernos. Después, llegados al grande cruce, nuestros destinos se separaron: él quedò en nuestra natal Huànuco con nuestra madre y hermanos menores, los mayores partimos a la capital en busca de mejores horizontes. Dònde, en qué momento sucediò? Fue mientras ìbamos juntos o cuando él caminaba solo, llevando las riendas de su destino? Es acaso posible que el mal haya nacido con él y permaneciò ‘invernando’ en su organismo, para despertar aquel fatìdico dìa? No lo sé, no lo sabe nadie.
El 27 de marzo 2019 se apagò la vida de mi hermano. Se lo llevò un tumor maligno aparecido en sus pulmones. Ha dejado un vacìo incolmable, dolor, pesar, llanto.
Partiò mi hermano, un hombre joven que a golpe de trabajo y sacrificios habìa logrado vencer el infortunio. Se fue un ciudadano serio y cumplidor, un abnegado padre de familia y un docente dedicado.
Nos dejò el recuerdo de su paso, plasmado en sus obras, aquellas tangibles y aquellas otras que solo pueden verse con el corazòn y el alma. QEPD.

Nota: Después de 1 año, para mì el dolor es todavìa lacerante. Imagino el de mis sobrinas, de mi sobrino y de mi cuñada, a quienes acompaño siempre con mi pensamiento y palabra.LQM

Commenti

Post popolari in questo blog

Carta para mi hijo que pronto será papá.

La curva del diablo

¿Perder soga y cabra?