La princesa y el 'observador'.
Pero, yendo un poco a hurgar en el perfil de los varones, el 'comportamiento' de aquel 'observador de escotes', exagerado en su intención, no es nada del otro mundo, pues los hombres (léase varones) estamos hechos así. Somos unos puercos, perros... no sé cual animal podría distinguirnos mejor, ¿quizás el gallo que bailotea en torno a cada gallina que se le cruza en el corral? Es decir, somos unos 'perfectos animales' en cuestión de sexualidad, con el perdón de nuestros congéneres, mal llamados 'animales irracionales' que, en tantos aspectos de la vida, demuestran ser -en mucho- 'más civilizados' que nosotros.
No pretendo erigirme en abogado del diablo, pero -lo dije- lo repito: 'Los varones somos como gallos'. Para nosotros el mundo es un corral con muchas 'gallinitas', todas, todas, todas, apetecibles; no hay una que escape a nuestras miradas libidinosas. A penas se salvan nuestras madres y nuestras hijas.
Y no es solo cuestión de rango y educación, pues para mejor ilustración tenemos al tipo del video, una noticia de semanas (¿o meses?) atrás que, inicialmente, no había llamado mi atención. Luego, viéndome 'reflejado' en el protagonista, quise postar lo aquí escrito para dejar constancia de que "yo no soy diverso", pero me cuido de caer en exageraciones...
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