La bebé que planifiqué: Mi hija, hoy una señorita


Este post va dedicado, con todo el amor del mundo, a mi hija Stefany que hoy 27 de Noviembre celebra su vigésimo segundo cumpleaño. Mis mejores augurios y mis deseos de muchísima felicidad en los largos años que aún le esperan de vida. ¡Happy birthday! para ella con todo el amor de quienes conformamos su entorno de parientes y amigos.
La historia de cómo conocí a mi esposa y, luego, después de haber sido enemigos acérrimos, cómo llegamos a enamorarnos y 'hasta a' casarnos, lo contaré más adelante.
Ya casados, con mi esposa 'planeamos' tener solamente dos niños: Un varón y una niña.
La cigüeña no se hizo esperar. Al año nacía mi primer hijo. Yo no cabía en mí de alegría y saltaba emocionado, y corría dando brincos como potro salvaje cuando la enfermera del hospital me dió la noticia. ¡Era mi primer hijo... y era varón! Fueron momentos de felicidad extrema que no lograría describir con palabras. Perdonen.
Mi alegría era tan grande que, en vez de entrar al hospital a visitar a la madre de mi primogénito, opté por salir corriendo (y dando brincos, ya lo dije) a esparcir la noticia entre mis familiares y amigos. La enfermera había trasmitido eso a mi esposa y, ella, siempre que tiene ocasión me lo recuerda.
Dos años después se presentó de nuevo la cigüeña. Esta vez nosotros esperábamos a la niñita de nuestros sueños, pero... ¡vino otro varón!. Así, ya estaba con nosotros otro varoncito que con su 'chillar' agudo se puso de manifiesto ante todo el vecindario. Después de todo el alboroto, más tarde, en la calma del humilde hogar que nos cobijaba entonces, dimos la bienvenida con alegría a mi segundo hijo. Un dato adicional: Nació en mi casa y yo hice de asistente en el parto. Puede ser quizás tema para otro post.
Lo planificado: 2 hijos, un varón y una niña, no se concretó. Discutimos con mi esposa (ojo que 'discutir' no es sinónimo de riña o altercado) sobre la posibilidad de un hijo más, pero decidimos "parar la producción" porque no teníamos ninguna certeza de que la picuda, esta vez sí, nos premiara con una niñita.
Fueron casi nueve largos años de espera, pero...
Cuando hacía la universidad, en los dos primeros años de 'estudios generales', en el curso de Biología que lo dictaba un profesor al que yo llamba 3M (Manuel Muro Morey), trujillano si no recuerdo mal, en una de sus clases (1975) decía que ya era posible 'escoger el sexo de los hijos'. Y lo explicaba con detalles que aún hoy conservo en la memoria. Todo se circunscribía al concocimiento del 'inicio de la menstruación y de los días fértiles' de la mujer, o esposa en este caso. La única salvedad que hacía era que la 'regla' debía ser regular. En el caso de las reglas irregulares era complicado y los porcentajes de seguridad bajaban de un 80% a menos de 20%. La otra cosa a saber era que los espermas con carga cromosómica 'Y'(para niña) eran muy lentas, pero que tenían mayor resistencia y más tiempo de vida. En cambio, aquellos con carga 'X'(para varón), eran muy veloces, pero tenían menor tiempo de vida. Todo era cuestión de 'trabajar' con esas probabilidades.
En 1985, cuando me encontraba trabajando en Huaraz, con mi esposa decidimos volver a intentar. Esta vez 'planificando' todo de acuerdo a la tesis aprendida de aquel profesor de Biología en los ya lejanos años de claustro universitario.
Fue complicado. Se requería paciencia y abstinencias prolongadas, pero finalmente cuando mi esposa quedó encinta casi no tuve dudas de que vendría mi hija. Me asaltaron las dudas solo en el último momento, cuando -impaciente- esperaba en el hospital la noticia sobre el alumbramiento.
Hay detalles que no cuento por razones de espacio, pero aquel día, robándole horas a mi trabajo, desde el medio día me planté en el atrio del hospital. Cada vez que se asomaba una enfermera, yo preguntaba si ya había nacido 'mi hija'. "¿Y cómo sabe que será hija?", "¿Y si fuera hijo?", alcanzó a decirme una de ellas. Yo me quedé mudo masticando mis dudas (ya habían aparecido) muy dentro de mi ser.
Y cómo es la vida. Junto conmigo esperaba también ansioso un policía, su esposa debía alumbrar aquel día. Contrariamente a mí, aquel esperaba que le naciera un varón porque ya tenía 'tres chancletitas'; si venía mujercita serían cuatro. El hombre no quería ni remotamente pensar en esa posibilidad.
No ví jamás a un ser humano tan desolado y abatido como aquel día a aquel policía cuando la enfermera le comunicó: "Alégrese señor, es una linda bebita". Mi esposa me contaría después que la compañera de aquel policía estaba sumida en una tristeza insondable, y lloraba a mares. Recuerdo que sentí mucha pena por ellos.
"Ha adivinado señor, es una bebita...". Yo no terminé de escucharla. Salí del hospital inflamado de contento, como sucediera cuando nació mi primer hijo, ni me acordé de mi esposa. Grité, salté, corrí... y a celebrar se ha dicho.
No puedo dejar de reconocer que mi hija ha sido siempre en la vida de mi familia, motivo de contento. Fue en su momento el eslabón que faltaba a la cadena de mi existencia y la pesa que, puesta sobre la balanza, equilibró mi vida.
Hoy por hoy, si bien en una etapa de pasajeros reajustes, sigue siendo la antorcha que ilumina el sendero por donde camino y, definitivamente, el puente que conduce al futuro de mis descendientes; espero lleno de cosas buenas, de paz y de luz.
Ella dice que soy un papá muy bueno, pero yo creo que soy muy engreidor.
Amo a mis hijos y deseo lo mejor para todos ellos, pero... ¡hoy es cumpleaños de ella, pues! Un beso grande para mi hija.

¡He aquí un happy birthday de los grandes The Beatles!

Commenti

Anonimo ha detto…
Gracias papi! Gracias por ser mi papá, gracias por los momentos felices pasados juntos y por los que pasaremos, gracias por tus consejos, gracias por este post dedicado a mí, gracias por todo! Debo decir que me siento afortunada al tener como padres a mamá y a ti! Os amo mucho!!!

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