Fantasmas y voces de 'ultratumba' - I Parte.

Hartísimo tiempo ha pasado desde aquella mañana de Setiembre 2010 -no recuerdo el día exacto, pero en mi diario lo debo tener escrito con pelos y señales- cuando levantándome de la cama escuché claramente una voz desde mi estómago. ¡Oye!, fue la palabra, casi perfectamente 'vocalizada'.
El hecho no llamó mi atención, pero recuerdo haber comentado con mi medio limón (porque no es naranja en estos últimos tiempos, pues de todo se empichina) y con mis hijos.
El fenómeno, si así puede ser llamado, trajo a mi memoria una 'historia de mi madre', muy concocida entre los conformantes de mi familia y, posiblemente fuera de ella también porque cuando alguien siquiera rozaba en las charlas sobre temas sobrenaturales, mi mamá traía a colación aquella experiencia suya.
El caso se refiere a sucesos añosos, a cuando estaba embarazada de mi hermano mayor; es decir, sucesos 'enterrados' por más de medio siglo de tiempo. Dice mi madre que 'el bendito bebé' ¡había llorado en su vientre!, qué sé yo cuántos meses antes de nacer, pues no he indagado sobre datos exactos porque, desde siempre, no pasó -para mí- de ser un dato curioso, carente del aura de sobrenaturalidad que mi madre pretendía dar al caso. Valga decir que mi hermano, no sé si sugetionado por mi madre, en determinado momento llegó a creerse dotado de 'ciertos poderes ocultos' y clarividencia. Recuerdo que le daba demasiada importancia a sus sueños y creía ver en ellos vaticinios o 'avisos', llegando en varias ocasiones a anular o postergar encuentros importantes de trabajo u otro con el argumento de "He tenido un mal sueño" o "No voy, será inútil, mis sueños no han sido buenos", y argumentos similares.
Por estas y otras cosas, innumerables veces he tomado el pelo a mi hermano que, desde que adquirió ¿uso de razón?, era casi convencido que sus sueños no le engañaban jamás, y se guiaba por ellos en casi todas las circunstancias, para bien o para mal.
Pero aparte de tomaduras de pelo, desde algún tiempo atrás se me ha dado por escudriñar en ciertos fenómenos del 'más acá'. Es que -realmente- están muy lejos de formar parte de aquellos otros 'fenómenos del más allá', que no sé si existirán. Dudo desde hace mucho, no creo en lo sobrenatural ni en los milagros, pues todo acontecer, todo fenómeno, tiene una explicación racional.
¿Jesús convirtió el agua en vino?, pues tienen que haberse producido fenómenos químicos que posibilitaron el cambio. Si eso ha sido así, se puede excluir el milagro. ¿Què fuerzas entraron en acción para la producción de aquel fenómeno? No lo sé, pero tiene que tener una explicación racional.
Cuando alguien sana inesperadamente de un cáncer o una enfermedad contagiosa muy grave, no hay milagro en ello. Nuestro organismo tiene sus centinelas y ejércitos para defenderse a sí mismo. Cuando hay un peligro que acecha, los centinelas dan la alarma y los ejércitos 'atacan' constantemente al enemigo por todos los flancos. Muchas veces vencen, el cuerpo sana, se recupera, retoma vitalidad. Allí, es lógico pensar que no ha habido ningún milagro.
Lo mismo sucede con algunos sucesos auditivos. La verdad es que tenía que hablar en este post solo de aquellos. No sé por qué me he atrevido a tocar el tema de los milagros y lo sobrenatural, aunque es muy cierto que tengo muy serias dudas sobre ellos.
Antes de continuar con los fenómenos auditivos, deseo mencionar un dato curioso de mi vida. Sucedió en los años 81-82, cuando comencé a trabajar 'seriamente' en la localidad de Pámpano, donde tenía inicio el Proyecto: Carretera Pisco-Ayacucho. Aquel proyecto carretero llamado de la "Vía de los Libertadores", aparte de ahorrar tiempo a los transportistas y viajeros, llevaría progreso a todos los pueblos aledaños a su paso. La moderna carretera en construcción estaba destinada a dejar casi en desuso la antigua carretera que, pasando por Humay, Ticrapo, Castrovirreyna y fríos parajes del departamento de Huancavelica, enlazaba la costa (Pisco) con la sierra del Perú (Ayacucho). Solo agrego que guardo en mi memoria nombres de lugares como Humay, Huaytará, Ticrapo, Castrovirreyna, la Laguna Orcococha y las localidades frías de Pilpichaca y Rumichaca. Estas dos últimas mencionadas pertenecientes al departamento de Ayacucho. El proyecto Carretera Vía de los Libertadores terminaba precisamente en Rumichaca, donde a través de un puente metálico empalmaba con la carretera antigua, aquella mencionada que sube por Ticrapo y pasa por Castrovirreyna y bordeando las dos lagunas (Orcococha una, la otra no la recuerdo) llega a las localidades mencionadas, y pasando por la cordillera de Apacheta (que no logré conocer) llega al "Rincón de los muertos". Pues ese es el significado en quechua de Ayacucho.
CONTINUARÁ...

Commenti

Post popolari in questo blog

Carta para mi hijo que pronto será papá.

La curva del diablo

¿Perder soga y cabra?