Lo que vale "Tener conciencia".

Para comenzar les tengo una historia tierna y esperanzadora. Hace apenas unos días, en el hotel donde trabajo, una pareja de holandeses, muy simpáticos, pidieron una cubierta (frazada) adicional, pues en Roma -y en toda Europa- hace mucho frío, estamos en invierno. Cuando les recordé que la habitación estaba dotada de 'aire acondicionado', muy gentilmente replicaron que lo sabían, que 'preferían no usarlo para no causar más daño al medio ambiente'. "Con una frazada más estaremos bien..."
El tema del medio ambiente es un tema de actualidad, candente, polémico. Existen instituciones ad hoc, 'creadas' expresamente y dedicadas 100% a la publicidad ambientalista y a la protección del mismo. En paralelo, existen personalidades del mundo político (por cálculo político, precisamente), del mundo cinematográfico y encumbrados representantes de la sociedad en general, abocados al tema del cuidado de nuestro planeta y de todo lo que a ella concierne: animales, plantas, recursos hídricos, paisajes, clima, etc.
Fundaciones o asociaciones como Greenpeace o WWF son ampliamente conocidas a nivel planetario. Basta entrar a internet, allí podemos encontrar información sobre las actividades de cada una de estas organizaciones, y no solo de ellas, pues cada nación, cada estado que se precie de tal, dentro de su organigrama tiene una institución que salvaguarda 'ambiente y recursos naturales'. En el Perú tenemos el Ministerio del Ambiente, de casi reciente creación.
El tema ambiental es una preocupación reciente. Empezó, posiblemente, a mediados de los años 60 y se institucionalizó formalmente al inicio de los 70s. Desde entonces la preocupación de los gobiernos e instituciones ha ido creciendo hasta, recién en nuestros días, haber logrado 'concientizar' a gruesos porcentajes de la población mundial. El trabajo de divulgación de muchas instituciones, aparte de las señaladas, ha servido para 'despertar la conciencia' de gobiernos y población en general sobre los peligros que acechan a nuestro planeta si continuamos con nuestra desidia e irresponsabilidad. Muchos se preguntan, ¿qué planeta dejaremos en heredad para nuestros hijos y nietos si no nos ocupamos del cuidado de sus recursos: agua, bosques, atmósfera, etc. ahora, hoy?
Pero, lo que más ha influído para este 'despertar de conciencias' han sido Los Síntomas de Malestar de nuestro planeta. Síntomas inequívocos, claros. El más evidente: el calentamiento global, está haciendo que se derritan los 'hielos eternos' del Artico y Antártico, y no solo, pues la gravedad de la situación es visible también en muchos lugares de la tierra. Por ejemplo, el Kilimanjaro, la montaña símbolo de la Tanzania, ya no muestra sus cimas nevadas de hasta hace unos años, pues se han derretido.
Otro síntoma es el brusco cambio climático a nivel global. Acá en Italia, por ejemplo, el verano del 2007 (si no recuerdo mal) fue solo tibio y el otoño una prolongación del verano de ese año, tanto que los árboles no perdieron sus hojas. El invierno no se sintió e inclusive las plantas 'confundidas' iniciaron a florecer... 'pensando' que estaban en primavera.
Hay verdaderamente motivos para preocuparse y en esa dirección iba mi pensamiento cuando decidí escribir este post. El cuidar de nuestra casa -nuestro planeta lo es-, es responsabilidad de todos los que habitamos en ella, grandes y chicos. A los chicos tenemos que enseñarles nosotros los grandes, sus padres o personas mayores. Llegan hasta nosotros, a través de diversos medios, reglas, métodos y modos para 'evitar ensuciar' nuestros ríos, el aire que respiramos, el ambiente que nos circunda e inclusive para 'hacer el recojo diferenciado de la basura' en nuestros hogares, pero ¿cuántos de nosotros hemos tomado conciencia de lo que esos simples gestos pueden ayudar en la conservación de la salud de nuestro planeta?.
Una cosa muy simple es, por ejemplo, el utilizo inteligente de las fuentes de luz y de calor. No debemos dejar encendidos lámparas ni focos, aún si de consumo mínimo, en habitaciones vacías. Hasta los pilotos de los artefactos eléctricos (esas luces pequeñitas -a veces de color rojo intenso- que nos 'avisan' que el televisor está enchufado, o cualquier otro aparato) se deben apagar, porque queman el oxígeno y producen CO2 (anhidrido carbónico), letal para nuestra atmósfera y para nosotros mismos.
Sabemos también que el uso indiscriminado de los aerosoles y del aire acondicionado, productos de la modernidad, son sumamente nocivos para nuestra atmósfera, pues 'consumen' el manto de ozono que envuelve y protege al planeta de la terrible amenaza de los rayos UV que llegan a producir cáncer de piel a los que se exponen a ella. Y esto es que no digo nada sobre la amenaza de los plásticos y las sustancias oleaginosas (aceitosas) en nuestros lagos, ríos y océanos. Tampoco sobre la tala y quema de bosques que reducen las áreas verdes, verdaderos pulmones de nuestra 'amada' Mama Pacha.
¿Fumas?, bueno, pero no tires las colillas encendidas por la calle, pues aparte de ensuciar áreas públicas que a todos nos cuesta la limpieza, ese residuo de tabaco 'encendido' produce anhidrido carbónico hasta consumirse por completo, y produce daño al ambiente. ¡Apágalas! y luego échalas a un contenedor.
Hay mucho por decir y por hacer. Soy optimista y digo que será magnífico encontrar cada vez más gente comprometida con nuestro planeta, 'involucrada' en la Gran Tarea de Conservación y Mantenimiento de un Ambiente Saludable, Puro'. Pienso que seremos muchos (ya los hay) los que seguiremos el ejemplo de aquellas personas de la historia inicial de este post.

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